Hay gente que vive en distintas realidades a
la mía, para explicar esto diré que en mi realidad, yo soy un adolescente en
una de esas bicicletas de niño pequeño con un asa en la parte de atrás,
propulsado por un adulto, creyendo ingenuo de mí que soy yo quien elige la
dirección a la que voy, que soy yo el que se mueve pedaleando.
Para explicarlo de otro modo: un arnés que me
sujeta ante posibles caídas, me siento seguro con él, pero reduce mi movilidad
de una manera considerable. Intento escalar la montaña que es mi vida, aún me
queda mucho para llegar a la cima, y ante cada desvío de la senda que me lleva
directamente a la cima, noto un tirón del arnés indicándome que esa no es la
senda que debo seguir, y aunque quiera escoger otro camino, el arnés me aprieta
y la cuerda de seguridad tira de mí hacia abajo.
Otra realidad es la de la persona que tira de
mi cuerda, que dirige mis movimientos en el triciclo, que cree hacer lo mejor
por mí llevándome por la acera y no por la carretera, que cree que si me
detengo para tomar fotos del paisaje en otro camino que no es el mío, debo
volver inmediatamente a mi rienda.
Todos vivimos realidades independientes,
pensamos de una manera diferente… Hay veces que me apetece tomar fotos del
paisaje, arriesgarme a ir por la carretera y no la acera… Y aunque todo esto
son metáforas, el arnés me aprieta cada vez más mientras intento crecer como
persona, mientras intento darme cuenta de que si no quiero que me atropellen
debo ir por la acera.
Seguiré el camino que crean correcto para mí,
intentaré cambiar mi camino cuando se crean confiados de que he aprendido la
lección, e intentaré no convertirme en una marioneta más.
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