lunes, 23 de marzo de 2015

Que me explique alguien este sinsentido de mariposas muertas.
Retortijones para los que son más del campo que yo…
Estas noches en las que no duermo hasta que sale el sol.
¿Desde cuándo le tengo miedo a la oscuridad?
Que he borrado mi pasado y o no me importa, o mi cuerpo no sabe si le importa,
que miro a la nada más que antes y me veo reflejado.
Y limpio el vaho del espejo.
El sudor de mi frente.
Vomito de nuevo.
Recorre el frío mi nuca y vuelven las arcadas.
Y echo de menos a mi abuela.
Estoy pálido y con vida por fuera y no por dentro.
Que miro a la pantalla y se me nublan los recuerdos,
se juntan las letras y me dicen que soy subnormal.
Nada nuevo.
Lo he hecho mal y no me arrepiento, porque se ha acabado.
Yo lo he acabado. Quería que se acabase.
Y esto no tiene sentido para ninguno de vosotros, que creéis que aún hablo de mi ex…
Ingenuos, que pensáis que la vida se limita a querer hasta que te destrozan.
Esto es algo que solo entiendo yo, porque ya he pasado por ello.
Me vuelve a visitar y esta vez no es 16 de septiembre.
Qué gilipollas he sido todo este tiempo pensando que estaba bien.
Y sigo escribiendo más frases, y más, y más. Y me cansa no saber qué decir, qué contar, si no cuento ovejas desde hace días, ni me dirijo la palabra.
Miro las fotos y me veo sonriendo.
Miro la cámara del móvil para saber si sonrío y es que soy tan tonto que no me he dado cuenta, pero no es así.
Palidezco y tengo la boca pastosa de vomitar las mismas palabras una y otra vez en mi mente.
No quiero más palmaditas en la espalda.
Más “eres demasiado maduro para la edad que tienes”.
Más “eres demasiado inmaduro para la edad que tienes”.
No quiero un feedback sin comunicación ni raciocinio.
No quiero que os pongáis mis zapatos porque “sepáis” caminar con tacones de aguja.
Tú no has pasado por aquí.
Zorra, estos zapatos no están hechos para caminar,
y este gilipollas está cansado de correr detrás de sí mismo.
Bienvenida de nuevo, vieja amiga.

6:03 a.m.

jueves, 19 de marzo de 2015

Quiero que volvamos.

Quiero que volvamos.
Ojalá pudiese ser todo como antes…
Como antes de conocerte.
Quiero que volvamos la vista atrás
y no recordarnos.
Quiero que volvamos a ser dos desconocidos más.
Para volver a conocernos,
para decirte que nunca serás capaz de hacerme daño.
Y que lo intentes una y mil veces
y entiendas que el que está roto por dentro
no soy yo.
Eres tú.
Leí en una ocasión
que el mayor favor que le puedes hacer a un ex
es dejar que te odie.
Favor concedido.
Esta es mi declaración de intenciones.
Mi poema de amor desenamorado,
mi trinchera en el bando de Miguel Hernández,
mi miedo en los poemas de Neruda…
Si consigues odiarme, sabré que algún día me quisiste,
porque “hay personas que se odian porque un día se quisieron”.
Supongo que no me odiarás nunca y que ese trabajo me tocará a mí.
El de odiarme, digo…
No creo que sepas siquiera sentir odio,
ni amor,
ni desesperación…
Solo sientes necesidad,

¿verdad, mi querido espíritu dionisíaco? 

domingo, 15 de marzo de 2015

Bendita elocuencia,
que nos llevó a iluminar habitaciones con nuestros incandescentes cuerpos.
Si quiero un futuro
toca olvidar el pasado.
Toca remar.
Toca dedicarte escritos
y nunca más besos…
Confiaba en susurrarte al oído más días
que siempre serás mi mongolo favorito.
Ojalá el error lo hubiese cometido yo.
Ojalá pudiese ir detrás.
Arrastrarme más aún si cabe
esperando algo de ti,
y no de mí,
como hago ahora.
He perdido mi orgullo.
Ayúdame a buscarlo,
o devuélvemelo de una vez…

lunes, 9 de marzo de 2015

Ignorante de mí que creí que las cuerdas que me lanzabas eran para rescatarme y no para colgarme.
Para rescatarme del pozo de mentiras al que tú me has tirado.  
El que tú has creado. Y no me ahogan las ganas de decir la verdad porque todo está dicho. 
Ahora te ahogas en tus mentiras y caen contigo quienes las respaldaron. 
No intentes salir, de un pozo así no se sale tan fácilmente. 
Ya no hay besos por las mañanas al despertar. 
Yo los tengo. 
Besos y abrazos cuando quiera. 
Ni Sabina escribe canciones mejores que las historias que te montas…
Ahora solo nos queda hacernos daño, pero yo ya tengo quien cure mis heridas. 
Siempre han estado ahí para apoyarme, para llorar. 
Te hablo de mis amigos. Ahora la pregunta es, ¿a quién tienes tú? 

sábado, 7 de marzo de 2015

He conocido a alguien.
Soy yo,
y voy a darme una oportunidad.
Porque estar solo
no significa necesariamente estar en soledad.
Porque me hablabas con palabras
y no con sentimientos.
Porque tus brazos fueron mi cama cuando estaba cansado,
pero de que fuesen mi cama ya me he cansado.
Y es que ahora no hay nada.
Nada de lo que cansarse,
nada de lo que arrepentirse,
nada de lo que temer.
Solos mi destino y yo
para hablarnos con las palabras que nunca se escriben:
las verdades. 

domingo, 1 de marzo de 2015

“Nunca llegamos a hablar de ‘para siempres’.
Nunca hablamos de amor en términos reales.
Nos dedicamos a crear el amor entre los dos, a darle un sentido único que ahora no tiene sentido.
Supongo que nuestro no-nato ‘para siempre’ fue un ‘casi’, y en ‘nada’ se quedó.
Odio hacer las cosas mal, que hagas las cosas mal.
No poder guardarte rencor.
No tener motivos para sentirme triste y estúpido, y no vacío, como me siento ahora.”
-Pensé antes del final.
Y se me hace duro pensar en lo poco que duró, en lo poco que duraron
tus manos en mi espalda, tus caricias en mi alma.
Tus puños en mi corazón y tus labios regalados.
Tu lado de la cama pregunta por ti.
Le he dicho que has muerto.
Tu lado de la cama llora y el mío también.
O lloro yo.
¿Qué más da?
Me está costando escribir esto lo mismo que a ti olvidarme:
Nada.
Solo son palabras vacías.
Como tu corazón.
Como tu lado de la cama.
Como mi corazón.