sábado, 5 de mayo de 2012


Capítulo 14

El tiempo se detiene, hay gente que me da la mano, se apoyan sobre mí y sueltan un par de lágrimas, me dan el pésame y yo permanezco ahí inerte, mirando a todos lados y a ninguna parte. No muestro dolor alguno, ¿para qué? Mi padre no lo querría así y yo tampoco puedo derramar ninguna lágrima, no porque no me duela su muerte, es únicamente que no me sale… Aún no me lo creo. Debo ser fuerte por mi familia y por él. David no se ha presentado en el entierro ni le he visto desde nuestra última pelea, aunque tampoco quiero verle.
Pasan los segundos, los minutos, las horas… Los días y las semanas, también los meses. Las cosas han cambiado bastante, Tom vive con nosotros en casa y me ayuda con todo lo que puede, él sigue estudiando ahora en la universidad y yo dejé de estudiar cuando terminé 2º de Bachillerato. Mamá cayó en una profunda depresión de la que aún estamos intentando sacarla y yo trabajo todo lo que puedo para sacar a mi familia adelante. Edu ha cambiado mucho desde entonces: ahora es mucho mas responsable y me ayuda con las cosas de la casa, intenta animar a nuestra madre y trabaja los fines de semana con Bree en un restaurante.
Hoy es el cumpleaños de Thomas y sus padres vienen a cenar, la nevera no está para tirar cohetes así que me decido por ir a comprar algo para hacer una cena especial. Cojo el coche y voy camino del supermercado. Cuando llego saco un carrito de la compra y voy repasando la lista en mi cabeza, leche, huevos, harina, azúcar y otras muchas más cosas para la tarta. Para la cena carne, pescado y una gran variedad de salsas. Cuando voy por uno de tantos pasillos, miro el carro haciendo un repaso a la lista para saber las cosas que me faltan por comprar y choco contra otro carro levantando la vista.
-David, ve a arrancar el coche, yo termino de comprar las cosas. –Dice Marina sin apartar la vista de mí. Vaya… David está muy delgado y consumido sin duda por las drogas, su cara ahora amarillenta deja ver unas marcas de delgadez en su rostro. Marina tiene un ojo amoratado y la barriga abultada. Está embarazada y por lo visto, a punto de parir.
-¿Te lo ha hecho él? –Le pregunto cuando David se va.
-¿Él qué, el crío o lo del ojo?
-Ambas cosas. –Baja la mirada al suelo y eso me sirve para saber que así es.
-No a todo el mundo le va tan bien como a ti Diego…
-¿Bien? Tú no sabes por lo que he estado pasando. ¿Cuándo sales de cuentas?
-Debería haberlo hecho ya, llevo dos días de retraso.
-He de irme, aún tengo muchas cosas que hacer…
-Vale… Espero verte pronto.
-Sé que es posible que me arrepienta de lo que voy a decir y que puede causarte problemas iguales o peores que lo del ojo… Pero, las puertas de mi casa están abiertas para ti y para mi futuro sobrino.
-Lo tendré en cuenta…
Sigo mi camino intentando que lo que había visto no me afectase mucho más, hoy es un día feliz y lo seguirá siendo. Compro las demás cosas y pasando por la caja compro un par de lubricantes de sabores y una caja de preservativos. Ya en el coche no puedo evitar imaginar de nuevo la cara de Marina, lo que eran unos preciosos ojos que volvían loco a cualquiera ahora están apagados. Llego a casa y subo a mi cuarto a coger ropa limpia para después de bañarme y cuando estoy dentro de la bañera entra Tom.
-Creo que voy a terminar de bañarme y me voy a acostar pronto, sin cenaaaar ni nada, tampoco voy a hacer nada especial hoy, total, solo es un día más sin importancia. –Digo yo riéndome.
-Ya, yo creo que tampoco voy a hacer gran cosa hoy, voy a estar tooooda la noche durmiendo, como los nenes buenos. –Dice él haciendo muecas con la cara.
-Bueno, pues entonces no te doy tu regalo de cumpleaños.
-¿Tienes un regalo para mí? –Dice levantando la ceja conociendo por donde van los tiros mientras que se quita los pantalones.
-Si, ven que te lo doy. –Le digo metiéndole en la bañera aún con la camiseta puesta. Ahí nos besamos y nos quedamos tumbados contándonos nuestras cosas. Estoy a sus espaldas y el tiene la cabeza apoyada sobre mi hombro derecho mientras tenemos las manos cogidas sobre su pecho.
-¿Así que está embarazada eh…?
-Si…
-¿Y es de tu hermano? ¿Seguro?
-Yo también lo dudé un poco por la forma de ser de Marina… Pero deberías haberla visto Thomas… Estaba aterrada.
-Hiciste bien en ofrecerle ayuda… ¡Es que eres un sol! –Me dice girando la cabeza para que le bese.
-Era lo que tenía que hacer… Al fin y al cabo es nuestro futuro sobrino.
-Tienes razón… –Dice suspirando.
-Bueno amor, yo tengo que salir ya y preparar la cena y arreglar un poco el salón.
-Yo me voy a quedar un poquito más. –Dice él y cuando estoy saliendo del agua y voy a coger la toalla se acerca por detrás y me da un mordisco en la nalga izquierda.
-¡Eh! –Grito yo dando un salto sobre mi posición, me giro y Tom está riéndose a más no poder dentro de la bañera. Ágilmente extiendo mi brazo y repizco su pezón derecho dejándole dolido y riéndose aún más todavía.
Los padres de Tom y Bree ya han llegado y esta se va a la habitación de Edu dejándome a solas con mis suegros.
-¿Cómo está tu madre Diego? –Pregunta Susanne.
-Pues está un poco mejor, enseguida baja, se estaba vistiendo creo. Voy a ver.
Subo a su cuarto y estaba delante del espejo con un vestido floral muy alegre que le compramos en uno de sus cumpleaños cuando éramos más pequeños. Recuerdo que estuvimos David, Edu y yo ahorrando meses para regalárselo.
-Vaya, estas guapísima.
-Bueno, hoy es un día especial, tengo que ir guapa, ¿verdad?
-Por supuesto. Eric y Susanne están abajo, ¿te importaría estar con ellos mientras yo termino de preparar las cosas?
-Claro que no, son un encanto. –Dice sonriendo. Hacía un largo tiempo que no la veía sonreír y esto hace que éste día sea aún más especial.
La cena está preparada así que subo a ver si Edu, Bree y Thomas están listos. Primero llamo a Thomas y ambos vamos a la habitación de Edu. Él se cambió de habitación poco después de echar a nuestro hermano de casa porque ésta es más grande y tiene más espacio para estar con Bree. De ser la selva que era cuando la ocupaba mi hermano David se ha transformado digamos a un pequeño jardín con muchas flores de colores. Tiene toda, absolutamente toda la habitación llena de fotos suyas con Bree. Entramos sin llamar y Bree estaba encima de Edu besándole, ambos con la ropa puesta y tenía sus manos sobre las costillas de éste.
-¡Bree! –Grita Thomas desde el umbral de la puerta.
-¡Uah! –Exclama Bree cayéndose de lado y dando de bruces contra el suelo.
-¡¿De qué vais?! –Nos replica Edu desde la cama.
-La cena está lista, bajad ya a comer. Bueno Edu, tú espérate a que se te baje primero lo que tienes entre las piernas. –Digo riéndome muy fuerte.
-¡Vete a la mierda Diego! –Me dice sonrojándose desde la cama y tapándose el notable bulto de sus pantalones con un cojín.
Tom y yo bajamos las escaleras riendo y nos detenemos a mitad de éstas.
-Oye, tu crees que mi hermana y tu hermano ya…
-No sé, puede ser. Lo más seguro es que si.
-Dios… ¡Mi hermana pequeña!
-No te pongas así, el sexo es vida y además, nosotros éramos iguales o peores, es más, aún lo somos. –Digo riéndome.
-No teníamos que haber entrado así Diego.
-Tu hermana ya lo hizo una vez, digamos que ella nos ha devuelto el trauma que le causamos.
-No me acordaba. –Dice Tom riendo.
Nos sentamos todos a la mesa excepto Bree y Edu que tardan un poco más en bajar y cuando Edu se sienta en la mesa levanta la vista y se encuentra con la mía. Reímos y él se pone colorado. La cena va genial y concluye con la tarta que había preparado antes con un 19 encendido en el centro.
-Tienes que pedir un deseo. –Le digo cuando terminamos de cantarle. Las velas aún encendidas sobre la tarta iluminan los ojos de Thomas en la penumbra de la sala. Sin apartar la vista de mí tuerce los labios y apaga las velas y noto el calor de su boca contra la mía. Encienden la luz entre aplausos y nos encuentran en pleno beso, ambos sonreímos aún con nuestros labios juntos y los demás nos observan embobados por la felicidad del momento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario