jueves, 26 de abril de 2012


Capitulo 4

-Tom, tío, ¿qué debería hacer?
-Está claro Diego ve y tíratela.
-Pero… El caso es que… Yo no… Pues eso joder, que no lo he hecho nunca.
-Si claro, seguro. –Me mira con cara de incredulidad.
-Enserio joder, ¿acaso tú si?
-Depende a lo que te refieras, ¿con un tío o con una tía?
-Thomas, ¿me estás hablando enserio? ¿Lo has hecho? ¿Cómo que si con un tío o una tía? ¿Acaso eres gay? –Estaba completamente flipando.
-Si, lo he hecho, y digamos que… No sé, me gusta probar cosas nuevas. Y no se si soy gay, como tú dices, no me gusta clasificar a la gente. ¿Supone esto algún problema para ti?
-Eh, pues no… No sé, esto me ha pillado por sorpresa. –Apenas nos conocemos unos días y tengo más confianza con él que con mis hermanos.
-No voy a violarte si es eso lo que te preocupa.
-Sabes que soy irresistible chaval, no podrás resistirte a intentarlo. –Le suelto, esta vez, sorprendiéndole yo a él y haciendo que se relaje un poco la tensión que estaba causando esta conversación.
Se ríe y dejamos un poco de lado la conversación para jugar al billar.
-Bueno… ¿Y cómo fue? –Le pregunto
-¿El sexo con una chica? No sé, es raro…
-¿Raro? ¿Podrías ser más explícito?
-Prefiero no hablar del tema Diego, no estoy muy cómodo.
-De acuerdo… ¿Algún consejo?
-No lo hagas.
-¿Qué? Hace unos minutos me has dicho que me la tirase, ¿y ese cambio?
-Te crees que es muy fácil, ¿y si no se te levanta? ¿Y si te corres antes de que acabe ella? ¿Y si sangra y le vomitas encima? Creo que te falta madurez para enfrentarte a eso. –Dijo enfadado y salió del bar.
Me quedé solo, pensando en todo lo que había dicho. Será hijo de puta, ha conseguido que tenga dudas y me plantee seriamente esto.
Me voy a casa, no intento seguirle porque para cuando he salido del bar ya le había perdido la pista, no había nadie en la calle.
Preparo la cena para mi familia y les digo que no me encuentro muy bien y que voy a dormir ya. Entro a la habitación de mi hermano David.
Su habitación es… Cómo decirlo… ¿Una leonera? Es como todo un zoológico, es más, creo que debajo de su cama hay un ecosistema amazónico. Escarbo en sus cajones y encuentro una caja de preservativos, arranco uno de la tira y lo guardo en mi bolsillo. Me doy cuenta de que aún no me he duchado y son las 22.53, todavía no se dónde vive ni si está muy lejos de casa y se me hará tarde. Me desnudo y entro a ducharme concienzudamente. ¿Por qué se ha puesto así Thomas…? No hago más que pensar en qué le habrá molestado y qué puedo hacer para hablar con él.
Abro la nota y leo para mi mismo, Avenida Europa nº 5, dejo la ventana abierta y si me da frío ya estarás tú para calentarme. ¡¿Pero qué coño?! Dios, me he dado en el lavabo con mi amigo el Soldado Fresh. Si alguien no lo ha entendido, reitero que estoy desnudo.
-¡Maldito Soldado Fresh, hoy más que nunca no te puedes permitir ninguna lesión! –Me grito. ¡Descanse Soldado, es una orden! –Lo acaricio y lo escondo en unos slips de marca que me regaló mi abuela por mi cumpleaños.
Miro a mi derecha y en el umbral de la puerta veo a David riéndose y grabándome con su móvil.
-¿Qué pasa hoy Capitán Diego? –Dice éste mofándose.
-¡Hijo de puta, ven aquí cabrón! –Digo persiguiéndole por los pasillos hasta su habitación. Ha cerrado la puerta.
-¡Jajajaja! No sabes cómo voy a disfrutar puteándote enano. ¿Qué crees, que no se que escupiste en mi comida? No sabes lo que te espera.
Pierdo el tiempo intentando convencerle de que me deje entrar, que no le va a pasar nada, que solo quiero hablar. Y una mierda, voy a matar a ese mal nacido. No puedo perder más tiempo, ya son las 00.14… ¡Las 00.14! ¡Mierda llego tarde, muy tarde! Salgo corriendo a la calle, mis vecinas están tomando el aire sentadas en sus mecedoras y yo corro calle abajo. Me detengo cuando una de ellas me grita:
-¡No vas a pasar calor hermoso!
¡MIEEEEEEEERDA! ¡No me he vestido! Corro de nuevo hacia casa con la cabeza baja evitando mirarles a la cara por la vergüenza. Me visto, 00.20, corro de nuevo hacia abajo y a las 00.27 he llegado a su casa. La luz sigue encendida, aparto las cortinas y de un salto entro a su cuarto. Hay una luz anaranjada que inunda la habitación, un puff lila oscuro en una esquina, el televisor apagado, estrellas de colores en el techo, una alfombra de pelo blanco, una cama, unas sabanas grises que se mueven al son del amor y un imbécil deseando haberse equivocado de habitación. Un chico sale a tomar aire, debajo está Marina, tiene los ojos cerrados. Los entreabre y me ve.
-¡Joder, joder! ¡Quita! –Le dice al chico tirándole de la cama.
El labio me tiembla un poco y tengo algo en mi garganta, probablemente mi orgullo, esperando a ser vomitado.
-Ni te intentes disculpar, es lo más propio de gente como tú. A mi apenas me conoces y me has invitado a venir, así que esto no me pilla por sorpresa. –Mentira, no puedo fliparlo más en tan poco tiempo. 
-Lo siento, yo…
-¿Quién es él?
-Mi primo, se quedaba a pasar unos días y tú no venías y él se ofreció a consolarme… –Dice haciéndose la inocente.
-Zorra.

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