sábado, 28 de abril de 2012

Capítulo 7


Pasan algunos días y me estoy quedando en su casa, no quiero saber nada de mis padres, hermanos y mucho menos de Marina. Subí anoche a casa, entre por la ventana de Edu, la mía estaba cerrada. Es asombroso lo fácil que sería robar en mi casa, entro y ni dios se entera que estoy ahí. Cogí un par de calzoncillos sexys, es decir, que no están sucios, un par de camisetas y unos vaqueros. Dejé el pijama, a Tom no le importa que duerma en calzoncillos y a mi tampoco, al contrario, me encanta dormir así y más con él. Abrí la puerta de la habitación de Edu y me estaba esperando sentado en la cama.
-¿Qué haces despierto a estas horas?
-Te he escuchado entrar… ¿Dónde has estado estos días Diego? Estamos preocupados por ti…
-Eso no es cosa tuya enano. A papá y mamá ni una palabra. Tú no me has visto aquí.
Ni Eric ni Susanne ponen pegas en que duerma en su casa, es más, creo que les he caído bien. Voy conociendo a Thomas cada día un poco más y eso me encanta.
-¿Vas a ir hoy al instituto Diego?
-¿Para qué? Tengo los libros en mi casa, para ir y no hacer nada prefiero estar dando vueltas por ahí…
-Puedes quedarte aquí si quieres, a mi no me importa y no creo que a los demás les importe tampoco, ahora eres de la familia.
-Da igual, te acompañaré hasta el instituto, no quiero que te pase nada… ¿Les has dicho que estamos juntos?
-No, aún no… Creo que Bree lo sabe, no es tonta... ¿Tú tienes pensado decir algo por ahora?
-¿Crees que puedo hacer eso? Mi familia no es como la tuya. En mi casa no se puede hablar de nada que no sea deporte o instituto. No sé ni cómo se lo tomarían. Sin embargo tus padres, seguro que lo entenderían y te apoyarían…
-Mejor no decir nada… Llego tarde a clase, ¿me acompañas no?
-Claro que sí.
Salimos a la calle, andamos unas manzanas y nos tropezamos con David, hago como si no le hubiese visto y sigo andando como si nada. Tiene el labio fatal, se lo merece.
-Mierda Tom… Nos han visto…
-¿Quién?
-Mi hermano mayor, era ese que ha pasado para allá. –Le digo señalando.
-No pasa nada amor, no sabe quién soy, por lo que no sabe dónde estás.
-Tienes razón… ¿Cómo has dicho, no pasa nada qué…? –Le digo agarrándole de la cintura.
-Amor. –Me dice y esta vez es el quien me besa, aunque estemos en medio de la calle, me da igual si alguien nos ve, si nos dicen algo. Solo quiero estar con él, perderme en sus labios, ahogarme en sus ojos…
No entra a primera hora de clase y nos escondemos por los callejones para, por así decirlo, nuestra hora sin cámaras.
-Ahora si, entra a clase… No quiero que tus padres piensen que soy una mala influencia y me echen de tu casa. –Digo entre risas.
-Vale… ¿Estarás esperándome en la puerta verdad?
-Por supuesto que sí.
Entra a clase y yo corro calles abajo buscando un regalo para sorprenderle, encuentro un peluche con forma de corazón, cómo el que yo le llené de babas. Tom dice que le gusta, porque así tiene algo mío cuando le falto, pero yo quiero que tenga algo que yo le haya regalado, para que tenga algo que nos pertenezca a los dos.
Subo de nuevo y espero un poco escondido en unas escaleras para que no me vean los profesores. Fumo unos cigarrillos y espero impaciente para darle su sorpresa. Suena la campana y se apiña un gran cúmulo de gente a la salida, entre ellos está David. Se está peleando con alguien. Me acerco para ver quién es y aprovechar, a ver si le puedo seguir pegando un poco más sin que nos separen nuestros padres. Estoy a unos metros y le veo, le sujeta por el cuello y corro sin pensarlo dos veces.
-¡Hijo de puta déjale en paz! –Grito y me da un vuelco el corazón. Rabia, ira y me cuesta respirar. No puedo esperar para partirle la cara. Me abalanzo sobre él, placándole y cae al suelo Tom.
Estoy encima de David, golpeándole sin parar, él no puede defenderse y yo no paro de pegarle. Derramo unas lágrimas por no haber llegado antes y sigo golpeándole hasta que nos separan.
-¿Por qué es tan importante para ti que pegas a tu hermano y no a él?
-¡Es mi novio gilipollas, es mi novio! –La gente alrededor se calla y yo me acerco a ver cómo está Tom. Le sangra la nariz, intento detener el sangrado y lo apoyo sobre mí, bajamos unas cuantas calles y vemos a Bree con sus amigas. Me ayuda a llevarle a casa y esta vez me toca curarle yo y no él a mí. 

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